By JORDI OTIX
01.07.2021 / https://www.elperiodico.com
En 'Urban nature' el espectador no se sentirá exactamente en una exposición sino más bien parte de una película o de un set de teatro expandido por el que circula conectando con ese magma de almas que conviven en una gran urbe. Y penetra en mundos diferentes a través de testimonios reales, por más increíbles que parezcan algunos. Los siete protagonistas escogidos representan sistemas económicos muy distintos: una sintecho, una consultora de inversiones, una niña del Raval que habla de sus miedos y de cómo imagina la ciudad del futuro. De la importancia de compartir que propugna un historiador ambiental y económico se pasa a la visión capitalista de un emprendedor en nuevas tecnologías que confía en el big data y a la desarmante realidad de un funcionario de prisiones que observa cómo las empresas se enriquecen con el trabajo de los presos a cargo del Estado. O la visión de la vida de una madre separada que decide dejar la publicidad para dedicarse a cultivar marihuana como fórmula para poder compaginar la crianza de su hijo y el trabajo.
El público, en grupos de entre 2 y 11 personas, hace un recorrido que le permite ver la ciudad con otros ojos recorriendo una planta del CCCB ambientada y sonorizada a partir de diferentes sets, no siempre con paredes que separen unos de otros, permitiendo una reverberación de sonidos e ideas que añade otra capa a la reflexión planteada. El viaje empieza en una plaza, te lleva a un moderno bar de diseño o a un albergue para quien no tiene casa.
La participación del público es importante en la obra, primero porque en cada grupo alguien debe llevar una tableta y seguir unas indicaciones para que todo fluya. Y, segundo, porque las reacciones de los espectadores también dan una idea clara de las muchas mentalidades y comunidades que conviven en una gran ciudad donde, como en el CCCB, todo está conectado. Una de las gracias de la exposición es la posibilidad de jugar un rol activo en ella llevando una tableta que activa una serie de situaciones. "Es como si operara con una cámara, aunque en realidad no graba", explica Daniel Wetzel."Quien lo lleva debe seguir unas imágenes e instrucciones. Puede sentirse más como un astronauta porque aunque ves la exposición estás más en una burbuja y sientes más presión. Lo bueno es volver para ver la exposición desde otro ángulo".
El proyecto se puso en marcha mucho antes del confinamiento. Rimini Protokoll fueron casi los primeros a los que Cesc Casadesús llamó cuando fue nombrado director del Grec en 2016. Este proyecto híbrido ha supuesto "un reto para todos los departamentos de la casa", ha reconocido Jordi Costa, jefe del departamento de exposiciones del CCCB. "'Urban nature' tiene un dispositivo tecnológico muy complejo pero en el fondo es un juego que pone en evidencia el valor y el poder del teatro y de la representación". Un juego donde una niña puede convertirse en jefa de las finanzas o un banquero convertirse en un desclasado. "No teníamos unos perfiles definidos. Empezamos con una hoja en blanco y en función de la gente que quiso participar, de sus historias y de su disponibilidad, fuimos escogiendo", cuenta Helga Haug. Hicieron unas 25 entrevistas, muchas vía Zoom a causa de la pandemia, otra dificultad añadida en la preparación del proyecto.