By C.P.
02.06.2001 / La Nacion
* El escenario es una calle de Córdoba
* Un pequeño grupo de espectadores sigue las alternativas desde un local adaptado a ese efecto
· La dirección es del suizo-alemán Stefan Kaegi
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Desde ayer y hasta la semana próxima una calle de la ciudad de Córdoba se ha transformado en un escenario muy particular. Allí, cuatro porteros de edificios, mezclados con transeúntes, cuentan historias relacionadas con su profesión, mientras un pequeño número de espectadores las sigue dentro de un local adaptado para la ocasión.
La propuesta, organizada por el Instituto Goethe cordobés, está dirigida por el artista suizo-alemán Stefan Kaegi, un especialista en los denominados ready-mades teatrales. Aunque especialista en radioteatro, este joven de 28 años, hace cinco que se destaca por organizar performances en las que acontecimientos y personajes de la realidad provocan un hecho teatral.
"Suelo ver mucho teatro -dice Kaegi- y descubro continuamente que aquello que no está previsto es más interesante que lo que lo está. Hace unos días veía un espectáculo al aire libre con dos actrices que sobreactuaban. Un perro andaba entre los espectadores y cada vez que esas mujeres levantaban la voz él ladraba, en un determinado momento el animal subió al escenario y generó una situación mucho más teatral que la que intentaban construir esas intérpretes."
A Stefan Kaegi no le interesan demasiado los actores dice que siempre están "supercargados" y que "representan cosas que las piezas no dicen". Por eso para su espectáculo pone anuncios en los avisos clasificados de los diarios. En mayo de 2000 organizó un "congreso de colados". De él participaron 60 personas habituadas a entrar a los teatro sin pagar entradas, que se mezclaron con actores, con músicos que interpretaban pasajes de "Turandot", ya que una directora de ópera reconocía que Kalaf, el personaje de esa ópera, es un colado que intenta integrarse a un reino del que no forma parte. Y hasta algún biólogo habló sobre el parasitismo del colado, justificando su existencia por medio de una teoría científica.
En los "Audiotours", un grupo de personas recorría la ciudad en estado casi de paranoia. Cada individuo llevaba un walkman por medio del cual un relator narraba la historia de Bruno Kirchner, un hombre que había desaparecido hacía dos años y mandaba cintas, primero a su hija, y ésta desapareció, luego a un cardiólogo que también desapareció. Esas cintas explicaban que una organización trataba de controlar la ciudad.
Esta experiencia fue la que le posibilitó llegar a Córdoba. La vio el director del Goethe local y lo invitó a repetirla. "Soy muy joven para repetir las cosas que hago -explicó Kaegi-, prefiero desarrollar otra cosa. Además no conocía Córdoba."
Desde hacía tiempo venían interesándole los porteros de los edificios. "Esos personajes son como los San Pedro de las ciudades, ellos deciden quién entra y quién no a un edificio; generalmente pertenece a una clase social baja, pero están muy en contacto con otras clases; conocen cierta intimidad de los habitantes de ese lugar, pero no la cuentan."
Puso un aviso en los diarios cordobeses y convocó a cuarenta porteros. Sin duda, ellos no sabían que iban a participar de un espectáculo. Cuando se los comentaron se mostraron sorprendidos, pero a la vez interesados. Tuvieron que pasar un casting , que consistió en relatar historias que tuvieran que ver con su profesión. Uno de los elegidos se justificó diciendo: "Bueno, no tenemos trabajo, entonces representaremos ese trabajo que no conseguimos". "Sin duda, para ese hombre ésta es una manera un poco rebelde de participar -dice Stefan Kaegi-. El está dispuesto a representar un mensaje, a transferir su realidad."
"Torero portero", así se llama el espectáculo, que tiene una puesta particular. Los espectadores se ubican en un local comercial y observan la calle a través de unos vidrios espejados. Los cuatro actores-porteros se ubican en distintos lugares en la calle y mediante el uso de micrófonos cuentan historias. Esa dramaturgia se mezcla con fragmentos de la película americana "Por amor o por dinero", de Michael J. Fox, que también expone aspectos de la vida de un portero. Durante esos relatos pasan transeúntes, coches, que no reparan en lo que está sucediendo.
Terminada la experiencia -se realizarán aproximadamente ocho funciones-, Stefan Kaegi regresará a Alemania. Allí lo esperan dos proyectos. Uno tendrá lugar en Viena y consistirá en representar el Congreso de Viena con cincuenta cobayos. El otro se concretará en Francfort, muy cerca de esa ciudad hay un barrio que tiene edificios con profundos subsuelos en los que vive gente. La idea es hacer un recorrido por ellos contando diferentes historias.
"El teatro es un medio para transmitir algo -comenta el artista-. Intento hacer lo que hace un periodista: observar muy bien algo, investigar y transferir realidades, abrir una ventana a otra realidad."
C.P.
http://www.lanacion.com.ar/01/06/02/ds_309553.asp
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