Von clarin
20.03.2003 / clarin
El dramaturgo y director alemán estrena ¡Sentate! Es la cuarta obra del ciclo Biodrama, dirigido por Vivi Tellas. Se trata de una obra interpretada por diversas mascotas y sus amos.
Qué tienen en común un joven alemán, una iguana, dos tortugas, una perra y unos cuantos conejos? La respuesta es simple: todos son parte de ¡Sentate! - Un zoostituto de Stefan Kaegi, la obra que se estrenará el sábado 22 en el teatro Sarmiento, ubicado en el Jardín Zoológico, valga la redundancia.
La "culpable" de haber juntado a este grupo tan dispar es Vivi Tellas, la directora del Centro de Investigación del Complejo Teatral de Buenos Aires. La funcionaria ideó el año pasado el ciclo Biodrama, una propuesta que intenta poner en escena historias de personas argentinas vivas. El joven alemán Stefan Kaegi, de 31 años, es el director y autor de ¡Sentate!. Se encuentra en Buenos Aires desde diciembre, cuando vino a participar en un seminario sobre teatro. Llegó invitado por el Instituto Goethe, y enseguida comenzó a trabajar en la obra. Al igual que su anterior trabajo en la Argentina —el director ya había montado Torero portero en Córdoba—, decidió dejar afuera a los actores: sólo mascotas y sus dueños protagonizarán ¡Sentate!.
¿Cómo se te ocurrió hacer esta obra?
La temática surgió cuando abrí esa puerta y vi el zoológico acá atrás.
Stefan señala la salida lateral del teatro, que da a un patio que está pegado al zoo porteño, desde donde se ve y se escucha a todo tipo de animales. Sentado, junto a sus nuevos "actores", Kaegi se divierte al ver a dos conejos intentando consumar un amorío.
¿Qué cosas te interesan contar con ¡Sentate!?
Básicamente lo que está sucediendo ahora, aquí, con el perro que mira al conejo. ¿No es grandioso el teatro de los bichos? Los animales son como pantallas para nosotros. Proyectamos en ellos nuestras ideas y fantasías. De alguna forma, el ser humano se prolonga en su bicho.
Para armar la historia, el director investigó en la Rural; "pesquisó", como él dice, a los paseadores de perros que andan por ahí y se interesó en los test de inteligencia de los monos. "No sé por qué la gente tiene animales", comenta en un español fluido, y agrega: "A mí me interesan ciertas intimidades que tienen las personas con sus animales. Hay de todo".
Para reclutar a su elenco, Stefan utilizó la misma estrategia que para Torero porte ro: publicó un aviso clasificado en Clarín a principios de enero, sin demasiadas pistas al respecto. Acudieron más de 40 postulantes, y finalmente quedaron cuatro personas y sus mascotas. Por ejemplo, está Enrique Santiago, desocupado de 67 años, con Julieta y Manolo, sus tortugas. También Stella Maris Romero, ama de casa de 53, junto a Garotita, su perra. Y Martín Fernández, el dueño de Lacan III, la iguana que ya rasguñó a Kaegi en una oportunidad. "No sé cómo va a ser la obra. El prueba y prueba, pero recién esta semana vamos a conocer el contenido", cuenta Stella Maris.
¿Por qué trabajás otra vez con gente que no tiene experiencia actoral?
Me interesan mucho las personas como Enrique, quien cuenta con su cuerpo un montón. Porque no es un actor formado. El sabe contar chistes o historias, pero su cuerpo se mueve de una forma diferente a la que él quiere.
En anteriores reportajes, Stefan contó que alguna vez estudió periodismo. "Mi trabajo es mucho como un periodista (sic), sólamente que yo puedo mentir. Supongo que tú no puedes".
¿Pensás que ningún periodista miente?
Espero que no (risas). Yo tengo otros medios. Puedo mezclar. Trabajo con video para documentar historias, con palabras y con signos de teatro. Hay cosas que sólo se pueden hacer en teatro. Me interesa la tensión de cuando un golpe (aplaude) puede cambiar la obra. Aquí mucho más, porque un movimiento brusco puede hacer que la iguana se suba a la cortina y no baje más.
Ahí anda Stefan Kaegi entre gente común y sus mascotas, tratando de no aburrirse nunca.
¿No es posible que este tipo de experiencias termine por aburrirte?
Debería decir que no, porque siento que no es ni un poco lo mismo que hice con los porteros. Pero claro que hay sistemas que uno repite porque vio que funcionaron. Eso a veces me asusta un poco. Por eso el próximo trabajo, en Hannover, va a ser con actores.